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miércoles, 19 de octubre de 2011

El descubrimiento de las brujas, Deborah Harkness

En el corazón de la Biblioteca Bodleiana de Oxford, la apasionada historiadora Diana Bishop se topa en medio de sus investigaciones con el manuscrito identificado como Ashmole 782. Descendiente de un antiguo linaje de brujas, Diana intuye que el manuscrito está relacionado de alguna manera con la magia, pero no quiere tener nada que ver con la brujería. Y después de tomar algunas notas sobre sus curiosos dibujos, lo devuelve sin perder más tiempo a las estanterías. Lo que Diana no sabe es que se trata de un manuscrito alquímico que ha estado perdido durante siglos y cuyo descubrimiento ha desencadenado que hordas de daimones, vampiros y brujas salgan a la luz de las salas de lectura de la Biblioteca.
Una de esas criaturas es Matthew Clairmont, un enigmático genetista, amante del buen vino y vampiro milenario, cuya alianza con Diana se hará progresivamente más íntima y poco a poco surgirá entre ambos una relación que hará tambalear los tabúes asentados desde hace tiempo en un mundo secreto y encantado.
La teoría de la evolución de Darwin no contempló todos los seres que habitan la Tierra, pero Deborah Harkness lo ha hecho en esta emocionante e ingeniosa novela. Desde Oxford a Nueva York, y de aquí a Francia, la magia, la alquimia y la ciencia nos desvelan sus verdaderos vínculos en el libro definitivo sobre la brujería y sus poderes.
La psipnosis me llamó la atención y aunque no me va mucho el género romántico decidí darle una oportunidad.
Después de leer hasta la página 100 he descubierto que ya estoy mayor para historias amorosas entre brujas y vampiros. Soy de las que opinan que "crepúsculo" le ha hecho mucho daño al mito de los vampiros (aunque soy una gran seguidora de la saga,jejeje) pero que un vampiro huela a canela, como si fuera un enorme cuenco de arroz con leche, y vaya a clases de yoga....en serio, es superior a mis fuerzas.

A lo mejor le doy otra oportunidad más adelante, pero ahora mismo prefiero aparcarlo en un cajón.

lunes, 10 de octubre de 2011

Ecos del pasado, Diana Gabaldon

En esta esperadísima entrega -Viento y ceniza se publicó hace unos cuatro años- , Jamie Fraser vive inmerso en la Revolución Americana de finales del siglo XVIII, cuya trascendencia histórica le llevará a enfrentarse al peor de los dilemas: en el bando del ejército inglés que debe sofocar la rebelión se encuentra su hijo ilegítimo. Será su esposa Claire, que tiene la capacidad de viajar en el tiempo, la clave para afrontar el inminente encuentro entre padre e hijo, que podría desatar la peor de las fatalidades. La aventura está servida.


Como amante de la saga "Outlander" esperaba este séptimo libro como agua de Mayo. Necesitaba saber que había sido de la vida de nuestro Jamie y su querida Claire.
Pues bien, esta devoradora incansable de libros, que puede leer novelas de 400 y 500 páginas en dos/tres horas, ha tardado meses en conseguir acabar "Ecos del pasado". Y os aseguro que he tenido que echar mano de toda mi fuerza de voluntad y, por qué no decirlo, cabezonería.

Ya hace un par de semanas que conseguí acabarlo y aún me queda esa sensación de tristeza, de pena...de cuando destrozan una buena novela.
Las cuatro primeras novelas se leen con muchas ganas, las tramas son entretenidas, los personajes...bueno, de todos es sabido que Jamie es, junto a Pendergast, uno de los personajes que considero más carismáticos en la literatura actual. La sexta novela ya se lee con más dificultad, se hace pesada en muchos momentos, Jamie y Claire pierden fuelle y se ve todo un poco forzado....Pero es que "Ecos del pasado" se hace eterna, soporífera, pesada, lenta...Hay un poco de emoción cuando vas llegando a la página 950, a unas 60 páginas del final...

Diana Gabaldon ha querido exprimir demasiado a su gallina de los huevos de oro y nos ha regalado un Jamie falto de fuerza, carisma y esencia propia. Una especie de sombra de lo que una vez fue.
Y lo peor es que habrá que leer la octava novela, aunque deben faltar unos cuatro años para ese suplicio, iremos cogiendo fuerzas.

Alguien debería advertirle que los héroes merecen un final digno y que ya va siendo hora de colgar el "kilt"